Наталья ЕВДОКИМОВА ,Младший брат
Erase una vez un hermano pequeño que vivía en su casa con dos hermanos mayores más. Los hermanos mayores siempre ayudaban a los padres: fregaban el suelo, pelaban las patatas, movían los muebles… Pero el pequeño, si a alguien se le ocurre pedírselo algo:
- ¡Muévenos ese sofá, por favor!, - o también:
- ¡Pela las patatitas!
Inmediatamente, él, se ofendía y decía:
- ¡Pero qué es esto! Para eso tengo a dos hermanos mayores.
Cuándo le llamaban para comer, él miraba a sus hermanos y después, replicaba:
- Bueno, ayudaré un poco.
Cuándo al hermano pequeño le ofendía algún niño, nunca le daba a cambio.
- ¡Pero qué es esto! - decía él -, para esto tengo a dos hermanos mayores.
A lo mejor por tener a dos hermanos mayores, casi nunca nadie se metía con el pequeño.
Pasaron varios años. Los hermanos mayores se han hecho más mayores, han acabado los estudios, encontraron un trabajo, tuvieron hijos.
Sólo el hermano pequeño se ha quedado pequeño. Él, como antes, montaba en bici, jugaba al fútbol con otros niños…
Cuando alguien le paraba en la calle y le preguntaba cuándo él iba a crecer ya, el hermano pequeño no respondía inmediatamente.
De primero, él miraba a dónde se iba volando aquella mariposa.
De segundo, se rascaba su nariz pecosa.
Daba unos cuantos golpes a la pelota.
Sólo después, sonreía y respondía:
- ¡Pero qué es esto! Para esto tengo a dos hermanos mayores.
Natalia Evdokimova, "El hermano menor"
- ¡Muévenos ese sofá, por favor!, - o también:
- ¡Pela las patatitas!
Inmediatamente, él, se ofendía y decía:
- ¡Pero qué es esto! Para eso tengo a dos hermanos mayores.
Cuándo le llamaban para comer, él miraba a sus hermanos y después, replicaba:
- Bueno, ayudaré un poco.
Cuándo al hermano pequeño le ofendía algún niño, nunca le daba a cambio.
- ¡Pero qué es esto! - decía él -, para esto tengo a dos hermanos mayores.
A lo mejor por tener a dos hermanos mayores, casi nunca nadie se metía con el pequeño.
Pasaron varios años. Los hermanos mayores se han hecho más mayores, han acabado los estudios, encontraron un trabajo, tuvieron hijos.
Sólo el hermano pequeño se ha quedado pequeño. Él, como antes, montaba en bici, jugaba al fútbol con otros niños…
Cuando alguien le paraba en la calle y le preguntaba cuándo él iba a crecer ya, el hermano pequeño no respondía inmediatamente.
De primero, él miraba a dónde se iba volando aquella mariposa.
De segundo, se rascaba su nariz pecosa.
Daba unos cuantos golpes a la pelota.
Sólo después, sonreía y respondía:
- ¡Pero qué es esto! Para esto tengo a dos hermanos mayores.
Natalia Evdokimova, "El hermano menor"