Царь зверей Из книги «Сказки "Детского мира"»
Un día, los animales del departamento de peluches, decidieron elegir un rey para ellos.
Todos enseguida se pusieron de acuerdo que sería un León. ¿Pero cuál de ellos? El caso era que entre los peluches había tres leones: uno – de un tamaño muy grande, otro – con una voz muy fuerte, y un tercero – pequeño y silencioso.
- ¡Que sea nuestro rey el León del Tamaño Grande! – dijo la tortuga vieja y sabia, que apareció en el departamento de peluches el siglo pasado. – ¡A este rey le tendrán miedo todos: los del departamento de juguetes acuáticos, los juguetes de madera y los robots – transformers!
Así el rey de los animales de peluche fue el León del Tamaño Grande. Él enseguida empujó a dos elefantes y a tres monos de la estantería de arriba ( la más prestigiosa ), escaló a ella y reinó con su mayor magnificencia. Todos los demás animales de peluche se formaron en un montón en el suelo. Ellos se arrodillaron ante el León y pensaron: “¡Este sí que es un verdadero rey!”
¡Y de repente, al rey lo compraron! El cliente se llamaba Seña. Tenía seis años, y era un niño pequeño. Seña nunca habría visto al León desde el cajero, si ese no se hubiera subido al la estantería tan alto y no fuera tan grande y maravilloso.
- ¡Hemos perdido a nuestro rey!– dijo la vieja tortuga. – ¡Pero no nos pongamos tristes! ¡La vida continúa! ¡Que nuestro rey sea el León de la Voz Fuerte!
Todos estuvieron de acuerdo, porque deseaban tener a un rey.
El León con la Voz Fuerte enseguida rugió:
–¡R-r-r-r-r-r-r-r-r-r-r-r-r-r!– Así de fuerte, que no sólo callaron los juguetes de peluche, sino los juguetes acuáticos, los soldaditos de madera y los robots- transformers. Hasta los pistoleros de juguete cesaron de disparar, y los tanques hacer ruido. Dos vendedoras se desmayaron, y en el despacho del director se puso a temblar la mesa de roble.
Los peluches miraban al León y pensaban:”¡Este sí que es un verdadero rey!”
Y justo en este instante en el Mundo de niños entró Vasia. En sus orejas tenía unos cascos del aparato de música. Pero él enseguida oyó al León, ¡ese rugía muy fuerte! Vasia, sin duda, enseguida lo compró. A él le encantaba todo lo que era fuerte.
¡Pobres animales! Los animales quedaron muy tristes tras haber sufrido esa gran pérdida. Muchos lloraban, la humedad era muy mala para la salud de los peluches.Y entonces la vieja Tortuga dijo:
–No lloréis, animales de peluche, si tenemos un tercer León. Y aunque sea pequeño y tímido, es igualmente un León.
Así, el León Pequeño y Silencioso llegó a ser el rey de los animales. Él era muy muy tímido. Nunca salía adelante y no salía detrás de las espaldas de los elefantes e hipopótamos. Los clientes no lo veían, y él seguía reinando, reinando en el departamento de peluches. Reina también ahora. ¿Qué creéis vosotros, por qué los animales se portan bien, no discuten, no se pelean, no hacen batallas con los robots? Porque ellos saben: en alguna parte al lado – está el rey, invisible y silencioso...
Pero si alguien de vosotros, chicos, encuentra en el departamento de peluches al León Pequeño y Silencioso y lo compra, el León, sinceramente, se pondrá muy contento. Ser Rey está bien, pero ser el juguete favorito es mejor. Y no os preocupéis sobre el departamento de peluches. Dicen, que pronto tienen que llegar más leones – unos siete o ¡hasta ocho!
Todos enseguida se pusieron de acuerdo que sería un León. ¿Pero cuál de ellos? El caso era que entre los peluches había tres leones: uno – de un tamaño muy grande, otro – con una voz muy fuerte, y un tercero – pequeño y silencioso.
- ¡Que sea nuestro rey el León del Tamaño Grande! – dijo la tortuga vieja y sabia, que apareció en el departamento de peluches el siglo pasado. – ¡A este rey le tendrán miedo todos: los del departamento de juguetes acuáticos, los juguetes de madera y los robots – transformers!
Así el rey de los animales de peluche fue el León del Tamaño Grande. Él enseguida empujó a dos elefantes y a tres monos de la estantería de arriba ( la más prestigiosa ), escaló a ella y reinó con su mayor magnificencia. Todos los demás animales de peluche se formaron en un montón en el suelo. Ellos se arrodillaron ante el León y pensaron: “¡Este sí que es un verdadero rey!”
¡Y de repente, al rey lo compraron! El cliente se llamaba Seña. Tenía seis años, y era un niño pequeño. Seña nunca habría visto al León desde el cajero, si ese no se hubiera subido al la estantería tan alto y no fuera tan grande y maravilloso.
- ¡Hemos perdido a nuestro rey!– dijo la vieja tortuga. – ¡Pero no nos pongamos tristes! ¡La vida continúa! ¡Que nuestro rey sea el León de la Voz Fuerte!
Todos estuvieron de acuerdo, porque deseaban tener a un rey.
El León con la Voz Fuerte enseguida rugió:
–¡R-r-r-r-r-r-r-r-r-r-r-r-r-r!– Así de fuerte, que no sólo callaron los juguetes de peluche, sino los juguetes acuáticos, los soldaditos de madera y los robots- transformers. Hasta los pistoleros de juguete cesaron de disparar, y los tanques hacer ruido. Dos vendedoras se desmayaron, y en el despacho del director se puso a temblar la mesa de roble.
Los peluches miraban al León y pensaban:”¡Este sí que es un verdadero rey!”
Y justo en este instante en el Mundo de niños entró Vasia. En sus orejas tenía unos cascos del aparato de música. Pero él enseguida oyó al León, ¡ese rugía muy fuerte! Vasia, sin duda, enseguida lo compró. A él le encantaba todo lo que era fuerte.
¡Pobres animales! Los animales quedaron muy tristes tras haber sufrido esa gran pérdida. Muchos lloraban, la humedad era muy mala para la salud de los peluches.Y entonces la vieja Tortuga dijo:
–No lloréis, animales de peluche, si tenemos un tercer León. Y aunque sea pequeño y tímido, es igualmente un León.
Así, el León Pequeño y Silencioso llegó a ser el rey de los animales. Él era muy muy tímido. Nunca salía adelante y no salía detrás de las espaldas de los elefantes e hipopótamos. Los clientes no lo veían, y él seguía reinando, reinando en el departamento de peluches. Reina también ahora. ¿Qué creéis vosotros, por qué los animales se portan bien, no discuten, no se pelean, no hacen batallas con los robots? Porque ellos saben: en alguna parte al lado – está el rey, invisible y silencioso...
Pero si alguien de vosotros, chicos, encuentra en el departamento de peluches al León Pequeño y Silencioso y lo compra, el León, sinceramente, se pondrá muy contento. Ser Rey está bien, pero ser el juguete favorito es mejor. Y no os preocupéis sobre el departamento de peluches. Dicen, que pronto tienen que llegar más leones – unos siete o ¡hasta ocho!